El BCE compra tiempo antes de lanzar un 'QE'
Da la sensación de que el Banco Central Europeo (BCE) tiene ahora mucha prisa. Ayer sorprendió al mercado con una política más agresiva de lo habitual. Incluso reconociendo que no hubo unanimidad en el Consejo de Gobierno, la institución decidió ayer rebajar los tipos hasta el 0,05%, con lo que se agota el margen por esta vía tradicional, y lanzó un programa de compra de deuda bancaria (titulizaciones y cédulas) para reactivar el crédito.
Hace sólo tres meses, acometía un recorte del precio del dinero, con el que metía en terreno negativo la tasa que cobra a los bancos por depositar el dinero por primera vez, y anunciaba subastas de liquidez a cuatro años condicionadas a la concesión de crédito (TLTRO). Ni cuando la quiebra de Lehman Brothers, en octubre de 2008, ni cuando las rentabilidades de la deuda de algunos países periféricos superaban cotas históricas, a mediados de 2012, se tomaron tantas medidas en tan poco tiempo.
El BCE podría inyectar más de un billón de euros en el sistema (el balance pasará de dos a tres billones previsiblemente) con todas estas medidas que son complementarias entre sí. Con la compra de titulizaciones de forma directa, los bancos liberarán activo y transmitirán su riesgo a la institución, con lo que harán hueco en sus bodegas para dar préstamos a la economía real. Con el poco atractivo que tiene ahora la práctica del carry trade en un universo de tipos en mínimos, no hay mucha más alternativa que volver poco a poco al negocio tradicional para sostener las cuentas de resultados.
Draghi reconoce el consenso entre los consejeros para seguir actuando si el panorama continúa deteriorándose, con lo que deja la puerta abierta a la puesta en marcha de un programa de compra de deuda pública al estilo del QE de la Reserva Federal de EEUU.
Sin embargo, muchos expertos no creen que el BCE vaya a agotar este último cartucho, al menos, en el corto plazo, lo que, a su vez, debería provocar cierto repunte de las rentabilidades de la deuda. «Pensamos que el BCE puede librarse de la implantación del QE», señala Victoria Clarke, economista de Investec. De la misma opinión es Richard Barwell, economista para la eurozona de RBS: «Estos nuevos estímulos sugieren que el Consejo quiere tomarse una pausa y evaluar el impacto de estas medidas antes de dar otro paso de alguna clase en el futuro cercano, comprando tiempo para que las perspectivas mejoren».
Además, el euro podría convertirse en un aliado para apuntalar la recuperación, en un momento en el que se abre todavía más la brecha entre las políticas aplicadas por los principales bancos centrales de las economías desarrolladas. Por tanto, el BCE no tendrá ahora tanta presión para tener que implantar un QE que podría despertar ciertos recelos políticos. De cuánto tiempo dispone, lo decidirán los mercados.
Articulo de Expansión